Las consellerías de Medio Rural y Pesca volvieron a plantarse en la XXII edición del Salón Internacional del Club de Gourmets, diversificando
atracción para un público que ya no contaba con elementos
excepcionales para ser atraído por la oferta gallega complementaria,
salvado sea el atractivo intrínseco de cada uno de los artículos representados.
Cierto es que la Consellería de
Medio Rural celebró en el Hotel Meliá Princesa un acto de
presentación de los productos gallegos con denominación de origen, aprovechando la convocatoria del evento ferial en
la capital de España, pero no tuvo trascendencia en el recinto.
La rutina que caracterizó la escenificación de la administración
gallega contrasta con otras iniciativas de comunidades
autónomas que aprovecharon mucho mejor el salón irrumpiendo con actos propios e incentivadores de un público especializado que tenía a su alcance muchísima y variada oferta en competencia. Es el caso de Asturias o del País
Vasco, por poner dos ejemplos de la Cornisa Verde. Su programación
específica, potenciando el natural atractivo de los productos expuestos con diveras actividades, redundó en que los profesionales se sintieran especialmente atraídos por actuaciones de marketing más o menos impactantes de las que carecieron los stands de nuestra comunidad autónoma, aunque haya que reconocer el arrope institucional protagonizado por la presencia del conselleiro Alfredo Suárez Canal y del director xeral de Pesca. (También los visitó el director xeral de Turismo, pero fuera de protocolo).
Cierto es que la Consellería de Pesca introdujo en el programa
una demostración de la cocina de la conserva encomendanda a Beatriz Sotelo, la flamante ganadora del concurso Cocinero del Año, pero es tan cierto que ni este concurso ni la ganadora tienen por el momento el tirón suficiente para echar el pulso a las decenas de tops que con mayor o menor protagonismo desfilaron por la Casa de Campo madrileña.
La vida contemplativa no fue sin embargo la tónica de aquellas
empresas y productos gallegos que acudieron con stands propios o con protagonismo individualizado en stands colectivos. Es el caso del despliegue de relaciones públicas que el Grupo Galiciano realizó en su stand, como habitualmente hace Pepe Rodríguez, o la consevera Ramón
Peña, con Nely Concheiro, y su equipo, como elegante y activa
anfitriona.
La programación del salón incluía actividades muy variadas, desde talleres infantiles para pequeños gourmets al túnel del vino, el conocimiento de multitud de productos gastronómicos, a través de catas, degustaciones coquinarias, tratamiento de pescados, carnes, quesos, y exhibiciones de coctelería acrobática o cursos de cortadores de jamón.
Como cada 2 años brilla el Campeonato de España de
Cocineros y otras actividades relacionadas con la gastronomía
entre las que Galicia ha tenido su lugar al sol.
atracción para un público que ya no contaba con elementos
excepcionales para ser atraído por la oferta gallega complementaria,
salvado sea el atractivo intrínseco de cada uno de los artículos representados.
Cierto es que la Consellería de
Medio Rural celebró en el Hotel Meliá Princesa un acto de
presentación de los productos gallegos con denominación de origen, aprovechando la convocatoria del evento ferial en
la capital de España, pero no tuvo trascendencia en el recinto.
La rutina que caracterizó la escenificación de la administración
gallega contrasta con otras iniciativas de comunidades
autónomas que aprovecharon mucho mejor el salón irrumpiendo con actos propios e incentivadores de un público especializado que tenía a su alcance muchísima y variada oferta en competencia. Es el caso de Asturias o del País
Vasco, por poner dos ejemplos de la Cornisa Verde. Su programación
específica, potenciando el natural atractivo de los productos expuestos con diveras actividades, redundó en que los profesionales se sintieran especialmente atraídos por actuaciones de marketing más o menos impactantes de las que carecieron los stands de nuestra comunidad autónoma, aunque haya que reconocer el arrope institucional protagonizado por la presencia del conselleiro Alfredo Suárez Canal y del director xeral de Pesca. (También los visitó el director xeral de Turismo, pero fuera de protocolo).
Cierto es que la Consellería de Pesca introdujo en el programa
una demostración de la cocina de la conserva encomendanda a Beatriz Sotelo, la flamante ganadora del concurso Cocinero del Año, pero es tan cierto que ni este concurso ni la ganadora tienen por el momento el tirón suficiente para echar el pulso a las decenas de tops que con mayor o menor protagonismo desfilaron por la Casa de Campo madrileña.
La vida contemplativa no fue sin embargo la tónica de aquellas
empresas y productos gallegos que acudieron con stands propios o con protagonismo individualizado en stands colectivos. Es el caso del despliegue de relaciones públicas que el Grupo Galiciano realizó en su stand, como habitualmente hace Pepe Rodríguez, o la consevera Ramón
Peña, con Nely Concheiro, y su equipo, como elegante y activa
anfitriona.
La programación del salón incluía actividades muy variadas, desde talleres infantiles para pequeños gourmets al túnel del vino, el conocimiento de multitud de productos gastronómicos, a través de catas, degustaciones coquinarias, tratamiento de pescados, carnes, quesos, y exhibiciones de coctelería acrobática o cursos de cortadores de jamón.
Como cada 2 años brilla el Campeonato de España de
Cocineros y otras actividades relacionadas con la gastronomía
entre las que Galicia ha tenido su lugar al sol.