Los furtivos siguen "esquilmando" el arenal, donde esta semana se ha llegado a localizar hasta "unha ducia de persoas" recogiendo marisco de forma ilegal en la playa de O Sinal, lo que está poniendo en peligro la recuperación del marisqueo a pie en ese céntrico arenal de Cangas, donde se sembró hace casi un año 327.000 unidades de almeja babosa y japónica.
La cofradía de pescadores San Xosé pretende recoger los frutos con el trabajo de ocho personas seleccionadas para faenar en la zona pero carece de medios para vigilar de forma permanente el área entre las Illas Cíes y la Costa de Soavela hasta la dársena de Cangas por lo que se ha pedido la colaboración de la Guardia Civil y de la Policía Local para identificar a los responsables y aplicarle las sanciones previstas.
Además de perjudicar las tareas de regeneración de este banco que lleva años improductivo y esquilmar la playa con la bajamar , la extracción de inmaduros hace que las almejas carezcan del tamaño comercial que alcanzarían en un par de meses, cuando su venta sería más viable y esto hace peligrar, como indica el gerente de la cofradía, David Fernández, los ocho puestos de trabajo generados y la posible ampliación de las zonas de extracción y de las personas empleadas.
David Fernández, restalta que no solo infringe el furtivo, sino también los particulares y hosteleros que compran la mercancía, que además de dañar al sector ponen a los consumidores al ser marisco que no pasa por la depuradora.
La cofradía de pescadores San Xosé pretende recoger los frutos con el trabajo de ocho personas seleccionadas para faenar en la zona pero carece de medios para vigilar de forma permanente el área entre las Illas Cíes y la Costa de Soavela hasta la dársena de Cangas por lo que se ha pedido la colaboración de la Guardia Civil y de la Policía Local para identificar a los responsables y aplicarle las sanciones previstas.
Además de perjudicar las tareas de regeneración de este banco que lleva años improductivo y esquilmar la playa con la bajamar , la extracción de inmaduros hace que las almejas carezcan del tamaño comercial que alcanzarían en un par de meses, cuando su venta sería más viable y esto hace peligrar, como indica el gerente de la cofradía, David Fernández, los ocho puestos de trabajo generados y la posible ampliación de las zonas de extracción y de las personas empleadas.
David Fernández, restalta que no solo infringe el furtivo, sino también los particulares y hosteleros que compran la mercancía, que además de dañar al sector ponen a los consumidores al ser marisco que no pasa por la depuradora.