
Que la Comisión Europea se vende por un puñado de dólares no
sorprende a nadie y menos que haya autoirzado importar cítricos con pesticidas
peligrosos procedentes de terceros países que una sustancia denominada acetato
de guazatina (triacetato de iminoctadina), un fungicida que actúa en la fruta
para prevenir diversas podredumbres de almacén y que en Europa está prohibido
por considerarse peligroso. Se trata de un producto cancerígeno que puede
afectar al aparato reproductor y al sistema endocrino.
Así planteado se trata de un escándalo mayúsculo, primando
la prevalencia de los intereses comerciales de una forma descarada, en
detrimento de la seguridad de los consumidores y de los países comunitarios
productores de cítricos como España o Portugal.