San Miguel renueva su imagen en todos sus formatos, una apuesta no solo estética, sino también conceptual, con la que se apuesta por mostrar a los consumidores su nuevo territorio: el de la exploración. Este nuevo packaging es un reflejo de la historia y personalidad de una marca que lleva desde 1890 explorando el mundo en busca de las mejores experiencias cerveceras, entendiendo ese viaje como un cruce de culturas, estilos de vida y tradiciones y, sobre todo, como un continuo aprendizaje, según informaron en una nota de prensa desde la empresa.
Este ADN que avala a San Miguel como experto cervecero y explorador del mundo ha sido la fuente de inspiración en este nuevo diseño. Uno de los cambios más relevantes ha sido la introducción del logomundo, que nace de la unión del logotipo corporativo, en primer plano, y una representación del globo terráqueo como plano de fondo. Este logomundo es una clara alusión, primero, a no dejar perder su esencia de siempre (logotipo corporativo) y segundo, a la mirada global y origen intercultural de San Miguel, así como a su memoria, cuya voluntad exploradora les ha marcado desde su nacimiento.
Tal ha sido el recorrido y conocimiento acumulado a lo largo de sus más de 125 años de historia, que la nueva identidad visual de la marca se realizará tanto en España como en los más de 40 mercados internacionales donde San Miguel opera. Una vocación internacional que en los últimos ha crecido de forma constante y que se traduce en un volumen de exportación del 32% de toda su producción.
En cuanto al color, uno de los elementos de identidad más poderosos que existen, San Miguel potencia ahora la presencia del blanco para unificar todos sus formatos de lata y packs. De ese modo, la simplificación de elementos visuales potencia la esencia primigenia de la marca. En cuanto a la botella y al botellín, el carácter singular de la cerveza sigue basándose en el uso de un conjunto de colores combinados de una forma especial: el blanco, el verde, el rojo y el oro.
El claim Exploring the world since 1890, se convierte también en pieza fundamental de su renovada imagen, porque San Miguel es de mundo y con mundo. Su deseo inagotable de aventura y apetito por lo nuevo, han hecho de esta cerveza una marca optimista, enérgica y con un punto de atrevimiento, pero sin perder un ápice de aquel espíritu inquieto y vitalista de sus inicios.
Este cambio se realizará, tanto en el canal de hostelería como en el de alimentación, de forma escalonada desde el mes de mayo hasta mediados de julio.