Carlos Reija, el elaborador de Cebreiro más comprometido con las raíces de este queso alimentador de peregrinos, se la va a jugar. Dio el primer aldabonazo, incorporando a la habitual oferta de quesos
frescos -creo haber comentado en otra ocasión que no se comía así, sino curado- un Cebreiro con dos
meses de maduración, un espectáculo organoléptico a la altura de los grandes pesos sápidos europeos.
Pues ahora va a brindarnos un triple salto, un Cebreiro con 8 meses, 8, de maduración. Esta crianza no es reconocida por el consejo regulador, pero Reija la pondrá al alcance de nuestros sentidos como marca personal. Una gloria, me lo dió a probar en el salón Etiqueta Negra”, y sólo por esto -aunque por más cosas también valió la pena la visita: la maduración concentra sabores y el tiempo atemperado lo afina.
Este Cebreiro ochomesino, es otro Cebreiro, un Cebreiro redondo.
Guillermo Campos