Veinticinco hectáreas de viñedo propio con una edad entre los 60 y lo 90 años de la variedad Tinta del País y más de 400 años de tradición en la elaboración de vinos constituyen la materia prima de la que parten los vinos de las Bodegas Ismael Arroyo-ValSotillo, y hacen que podamos hablar de una bodega privilegiada.
Privilegiada por su ubicación y por su historia, que oficialmente arranca en 1979, años antes de que existiera la propia Denominación de Origen Ribera del Duero, a la que ahora está adscrita. Y es que Ismael Arroyo, actual propietario de estos viñedos, tuvo claro desde el principio que la calidad era la bandera bajo la que iba a trabajar su viñedo. Un principio que también le animó, junto con un reducido grupo de viticultores y bodegueros a crear la denominación de origen en 1982.
Además de las hectáreas de viñedo propio, la bodega elabora sus vinos con la producción que adquieren a 40 viticultores del mismo término municipal, un acuerdo al que se llegó el año de la fundación de la bodega y que se ha mantenido a lo largo de estos 39 años de vida, garantizando en todo el conjunto de la producción el mismo cuidado y principios de trabajo que se llevan adelante en los viñedos propios.
Con toda esta producción de uva se elaboran Mesoneros de Castilla (Rosado, Tinto joven y Tinto Roble); ValSotillo FINCA BUENAVISTA (Tinto con barrica), ValSotillo (crianza, reserva y gran reserva) y ValSotillo VS, procedente de viñedos seleccionados y que recientemente ha sido elegido como uno de los mejores 100 vinos del concurso Best of Spain Top 100 en Prowein 2018.
Todos ellos son resultado de un terroir de laderas aireadas y soleadas, suelos arcilloso-calcáreos y pedregosos en los que la variedad propia de la zona ofrece lo mejor de sí permitiendo elaborar vinos respetuosos con el entorno, en los que la variedad está presente en el caso de los vinos más jóvenes y donde la crianza permite dibujar vinos muy concentrados, de brillante presente y largo futuro que se comercializan tanto en el mercado nacional como el internacional, de hecho, el 65% de su producción se destina ya al mercado exterior.
La verdadera joya de la corona de Valsotillo es una bodega subterránea del siglo XVI considerada como una de las grandes "catedrales del vino" donde aún realizan la crianza sus vinos. A lo largo de los 2 mil metros cuadrados de galerías excavadas en la misma roca se encuentran las 1.200 barricas de roble americano y francés en las que los vinos de crianza de Valsotillo envejecen sin vibraciones ni ruidos, a una temperatura constante de 12ºC durante todo el año lo que le premite una excelente crianza y una singular personalidad.
Con este tesoro bajo sus pies no es de extrañar que Bodegas Valsotillo se haya convertido en una bodega habitual en las visitas enoturísticas en la Ribera del Duero. Todos ellos son testigos del histórico pasado de esta bodega que continúa haciendo historia a través de sus elaboraciones y de la filosofía de trabajo que ha guiado con éxito sus pasos a lo largo de estos años.