Cuando escribimos estas líneas, los gallegos nos preparamos para contemplar el fenómeno de las Perseidas, siempre y cuando nuestras fieles compañeras las nubes tengan a bien permitirlo. ¿Quién se puede resistir a un espectáculo tan brillante?
Si no lo hizo la ninfa Danae cuando Perseo se metamorfeó en lluvia dorada, tampoco lo haremos los simples mortales. El fenómeno también es conocido como “lágrimas de San Lorenzo”, un mártir con
doloroso final fielmente recogido por infinidad de pintores clásicos. Alegrías o lágrimas, las Perseidas atraen nuestra mirada; pero es un fenómeno fugaz y también un poco fraudulento: las Perseidas no son estrellas, son meteoritos.
En nuestro ADN está fijado con mucho más rigor el mirar a otras estrellas. La Vía Láctea ha marcado el camino de los caminantes durante siglos. Tanto es así que por propia identificación a esa galaxia le llamamos con frecuencia el Camino de Santiago. Porque ese es su rumbo: guiar a los peregrinos de toda Europa hasta la tumba del apóstol.
En la Ría de Muros Noia contamos con una gran afición a las estrellas, no en vano es tierra de marinos y marineros. Pues ahora, desde hace algún tiempo, también nos fijamos en la Vía Láctea para señalizar un camino xacobeo. Como está fielmente registrado, nuestros puertos han sido durante siglos punto de llegada de barcos repletos de peregrinos camino de Compostela.
Posiblemente la propia cercanía a la capital jugó en contra de oficializar esta ruta, pero ahora la situación ha variado, todas las administraciones y asociaciones de nuestra ría se implican por conseguir un reconocimiento de este “camino inglés clásico”. Se arreglan los senderos, se desbrozan los montes, se señalizan las intersecciones. Un trabajo en común que dará su fruto.
Nuestro caso concreto tiene un componente añadido: no solo se trata de un camino clásico a Compostela, sino que también es un camino ulterior, el camino más allá; el día después para ese peregrino que, habiendo alcanzado el Santo Sepulcro, decide continuar hasta nuestro particular fin del mundo para liberarse de todo lo viejo y comenzar, ahora sí, una nueva vida gracias a este refuerzo de
espiritualidad. Mirando a Fisterra nació la Senda das Estrelas, una forma de alcanzar el mítico cabo recorriendo el territorio de la Ría de Muros Noia.
Cómo no apuntarse a todos estos movimientos, si al fin y al cabo somos A Ría da Estrela y de estas cosas de astros sabemos un rato… (Revista HGgT 215)