La Ruta del Vino Rías Baixas ha conseguido posicionarse entre las 10 más disfrutadas de España durante el año 2019, con un nada desdeñable total de 124.104 visitantes que la convierte en la única ruta gallega en figurar en el top 10 del informe elaborado por el Observatorio Turístico de las Rutas del Vino de España de ACEVIN.
Lo hacen además en un contexto en el que prácticamente todas las Rutas del Vino experimentaron un crecimiento en el número de visitantes. Una vez más, el primer puesto fue para las Rutas del Vino y el Brandy del Marco de Jerez (568.997 visitantes). El segundo lo ocupa la Ruta del Vino Ribera del Duero (389.377 visitantes), que supera por primera vez a la Ruta del Vino y el Cava del Penedès Enoturisme Penedès (pasa al tercer lugar, con 370.556 visitantes). Los siguientes puestos, con Rutas que superan los 100.000 visitantes, son para Rioja Alta, Calatayud, Rioja Alavesa y Rías Baixas.
De forma global, el volumen de negocio producido por visitas a bodegas y museos integrados en alguna Ruta del Vino continúa su tendencia positiva con un crecimiento del 5,68%, generando un impacto económico de 85.569.817 euros. Teniendo en cuenta actividades paralelas con otros agentes y servicios como alojamientos y restaurantes, se estima que la cifra total de negocio generada por el enoturismo en las Rutas del Vino de España alcanzaría los 256,7 millones de euros.
Los meses de agosto, septiembre y octubre siguen siendo los de mayor afluencia de enoturistas en las Rutas del Vino de España, destacando de nuevo este último, octubre, con un registro de 335.453 visitantes. Pero el informe constata un crecimiento en todos los meses del año, poniendo en valor una vez más el importante valor del enoturismo como agente desestacionalizador.
Sobre el reto que supone este año 2020, los responsables del informe proponen resaltar los atributos diferenciales de este producto turístico como elementos claves para la reactivación del sector y como elementos de atracción de una opción vacacional especialmente alimentada por el mercado nacional: autenticidad, destinos escasamente masificados, inmersión en el medio rural y en la naturaleza, turismo slow y gastronomía.