Más de 180 tintos producidos en
el cuadrante noroeste ibérico - desde La Rioja al Atlántico, de España y
Portugal- fueron sometidos a prueba y calificación en la cuadragésima Cata
Transfronteiriza HGg&T -AGASU que, también con el aval
técnico-participativo de la Asociación Galega de Enólogos, viene convocando
nuestra revista desde hace cuatro lustros. Esta gran parada organoléptica
preseleccionó las etiquetas que, de cara al consumo de Navidad y resto del año
gastronómico, se presentan en el mercado con un baremo de calidad, precio y
oportunidad, esto es, los tintos del momento amparados por 16 denominaciones de
origen y vinos de la Tierra, además de un par de novedades gallegas
-interesantísimas- experimentadas fuera de esa cobertura.
En este número publicamos la comparativa de cosechas y crianzas. Reservas y
monovarietales minoritarios, en HGg&T de enero-febrero.
El
medallero constituye la imagen que ahorra palabras. Apretada competencia
cualitativa, hasta cuatro y tres “aglomeraciones” en una misma escala de los
podios, fenómeno favorecido por nuestra reglamentación: la diferencia de un
punto en el cómputo final entre vinos del mismo agrupamiento se considera
empate, entendiendo que la cata no es una cinta métrica, y lo que pretende HGg&T es orientar al consumidor/comprador con
criterios de calidad, apuntarles cuales son los mejores vinos del momento que
llevarse a la mesa. Los que no alcanzan esa “justeza”, quedan, sencillamente,
en el anonimato; otra ocasión tendrán, sencillamente porque ahora no han
impactado con más fuerza en los catadores, como demuestra la sucesión de podios
transfronteirizos propiciados a lo largo de estos veinte años consecutivos.
En esta
ocasión de dificultades añadidas por la pandemia covid, llevamos la cata a los
paisajes de Monterrei, denominación de origen gallega que no había acogido este
acontecimiento, y pudo ser merced a la acogida más allá de lo exigible, de la
dirección del restaurante verinés O Regueiro da Cova cuya propietaria y chef,
Begoña Vázquez y su equipo, que hicieron posible lo difícilmente posible. El
especial reconocimiento ha de extenderse asimismo al comité de cata de la
revista -los miembros de las asociaciones gallegas de Sumilleres y Enólogos-
que constituyen la mayoría técnico profesional que garantiza y respalda el alto
reconocimiento de los resultados, así como el cuarto componente restante de
consumidores discernientes que acostumbramos sumar a la evaluación, a fin de
introducir en la calificación final de cada vino la percepción del consumidor
amante, y de los prescriptores, tal es el caso de los comunicadores
incorporados, desde Lisboa a Galicia, pasando por Porto. Todos, mascarilla en
ristre, acudieron a la habitual cita del incipiente otoño con los tintos (los
blancos recomendables están en nuestra edición de julio-agosto) que nos
arroparán este invierno y más allá.
Con el resultado y cómputo de esta cita sin precedentes y similitudes en el territorio transfronteirizo que abarcamos desde HGg&T , perseguimos que resulte, además de absolutamente fiable, sumamente orientador y aleccionador para ofertantes y demandantes. Ha de interpretarse desde la lectura de sus agrupamientos precisos y ajustados a los pódiums en que aparecen, botellas primus inter pares, agrupadas atendiendo a sus características dadas desde sus microclimas y terruños concretos, incluso dentro y por supuesto de una misma denominación de origen, cuando así es posible numéricamente.
Con la cautela derivada de que no puntúan todo cada jurado, ayuda a más observaciones y análisis, una visión comparativa si se quiere con el conjunto. Insistimos en que es necesario tener en cuenta que el panel general de catadores se dividió en cinco jurados entre los que se repartieron las procedencias, variedades y elaboraciones afines, de forma que es tan cierto que queda garantizada la homologación de sus dictámenes respectivos, como que no es posible conformar una clasificación general absoluta. Sí se procura, y me atrevo a afirmar que se logra, el equilibrio en los jurados, atendiendo al conocimiento, tendencia y acervo profesional y experiencial de sus componentes.
Además,
la sana evolución que van experimentando las denominaciones de origen
convocadas, permite ya el enfoque y agrupamiento de monovarietales, en número
menor pero suficiente para establecer comparativas entre la oferta. De manera
que mientras la Mencía sigue su imparable curso y presencia por todas las
denominaciones gallegas, a su vez asoman tímidas pero contables alternativas
con variedades de larga autoctonía. Así que enriquecemos la orientación que ya
conocen con Garnacha, con el añadido de
las mejores vinificaciones
específicamente con Sousón, o con
Brancellao, o con Caíño, o con Maturana, o con Graciano, además de los monovarietales lusos con Vinhao
(nuestro Sousón), o Baga, entre otras. Acudió también la Tinta Amarela, pero se
quedó al borde del corte para pódium.