Pontevedra a salto de fervenzas


La provincia de Pontevedra, las Rías Baixas –aunque también A Coruña tiene Dos de las cinco, Barbaza-Arousa y Muros-Noia- pueden considerarse el Caribe gallego. Además de kilómetros y kilómetros de playas de fina arena tiene otros recursos hídricos de gran belleza paisajística como son las cascadas, a las que los gallegos llamamos fervenzas. 

En estos tiempo de confinamiento encubierto proponemos un viaje virtual relajante y sanador por algunas de las fervenzas más conocidas del entrono pontevedrés. 

Quizás la más conocida es la Fervenza do Toxa, en Silleda, un majestuoso rincón que forma un paisaje que podría confundirse con estampas de Islandia, Azores o Hawai. Cerca pasa la Vía de la Plata o Camino Mozárabe  También en Silleda encontramos,la Fervenza da Férveda, junto a las Brañas de Xestoso, en el río Escuadro. 

Las fervenzas del rio Barosa, que son unos saltos de agua que da el cauce fluvial a su paso por A Maquieira, en Barro, convierten a este entorno –recuperado- en un minipaque temático con molinos restaurados y muy concurrido en verano. Muy cerca, en Caldas de Reis, el río Umia se precipita en la fervenza de Segade, cerca de la antigua central hidroeléctrica. 

En las proximidades de A Barosa, pero ya en el municipio de Moraña –donde en verano, a finales de julio tiene lugar la fista gastronómica del Carneiro ao Espeto- están As Laxes de Rebolón, formadas por el río Gundeiro. 

El río Tea, ya afluente del Miño, forma a su paso por Rebordechán ( O Covelo), la fervenza de Parrelos con una caldeira o poza que da nombre a este recóndito rincón. 

En Fornelos de Montes, encontramos una de las cascadas a decir de muchos más bonitas de Galicia (imagen superior). Se trata de la Fervenza de Casariños con forma de escalinata que el agua ha ido labrando en la piedra y que forma a su pies una poza que, en época adecuada, invita un refrescante chapuzón. Seguimos en el Oitavén, afluente de Verdugo, que forma a su paso por A Lama la Fervenza de Liñares, poza incluida para otra inmersión inolvidable. 

En las afueras de Vigo está la de Bouzafría, que en su momento surtía de agua al molino do Buraco. En Redondela encontramos la Fervenza de Feixa, integrada en el entorno urbano; y, finalmente –hay más- Moaña, península do Morrazo, también presume de la suya, A Moura, una poza que se surte de las aguas que vierten las aguas del regopta da Miñouva.