Muchos de ellos están subrayados y cuentan con anotaciones en los márgenes manuscritas por Pardo Bazán y tienen también ex libris y dedicatorias personalizadas, que los convierten en únicos.
Esta declaración dota de la máxima protección a la biblioteca, para garantizar su conservación y, de este modo, impedir su dispersión. El trámite se inició en noviembre de 2020 y concluyó ayer, cuando todavía quedaban diez meses de plazo, ya que la ley fija un máximo de dos años desde el inicio del expediente hasta su resolución.
El reconocimiento, a pesar de establecer la máxima protección y tutela del legado, no afecta a la titularidad de los casi 11.000 volúmenes que conforman la biblioteca. De ellos, 7.883 están custodiados en la sede de la Real Academia Galega, en A Coruña, y 2.972 en el interior del pazo de Meirás.
En el decreto de declaración como BIC, la Xunta destaca la singularidad y el carácter único de las piezas y las califica como una “colección esencial” tanto por ser una biblioteca generada por la propia autora -uno de los grandes referentes de la creación y la intelectualidad de su época- como por ser fruto de sus relaciones con sus contemporáneos.